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Tentado no Cedas
Por David Cox v1 © 2012
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Himno: Tentado no Cedas
Stg 1:12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
Ver Himno: Tentado no Cedas.
Muchas personas no entienden la tentación, y tienen hasta rencor y coraje en contra de Dios porque Dios permite que sean tentados. Entra con voluntad y deliberación en el pecado, y luego culpa a Dios por haber puesto la tentación en su camino. Pero Dios nos permite ser tentado porque es una prueba y oportunidad espiritual para que demostremos a Dios la fidelidad y lealtad que tenemos a Él. Santiago dice que es una buena cosa de haber sido tentado, y no caer. Hay una corona de vida esperando la persona que resiste. También Santiago vincula el resistir la tentación con el amor de Dios. De realmente amar a Dios con todo tu corazón, te dará poder espiritual para que resistas tentación.
¿Qué es el trabajo principal del hombre?
Gén 2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
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En el huerto, Dios creó el hombre con dos propósitos. Primero, y lo más importante es que Dios hizo al hombre para comunión espiritual y social con Dios mismo. Segundo, Dios le dio al hombre la tarea de guardar el huerto (su hogar y fuente de sostenerse). ¿Qué peligros existía en aquel entonces? Antes de la caída en pecado, los animales realmente no presentaban peligro al hombre. Tal vez un animal pisara la comida del hombre, pero esto no era tanto peligro. Entonces, ¿Qué peligros existían? Solamente un demonio (ángel caído) que trataría a causar al hombre a desobedecer a Dios.
Hoy en día, no podemos andar en el huerto con Dios porque somos pecadores, pero por la oración, meditación, y lectura de la Palabra de Dios, podemos regresar a esta comunión con Dios. El imperativo espiritual de velar queda también sobre nuestras vidas. El pecado está por medio para detenernos de comunicar y convivir con Dios.
Mat 26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Jesús nos mandó a lo mismo a Adán. El campo de batalla espiritual es el ser humano, la vida de uno. Debemos vigilar y orar, para que cumplamos con la voluntad de Dios, y no caímos en pecado.
Luc 21:36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.
Jesús nos dirigió a cuidar nuestras vidas para que “estamos de pie”, o sea, que andamos como debemos como hijos de Dios.
La Tentación de Eva
Gén 3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
El error trágico de Eva era que, primero sobre todo, aun escuchó al diablo. Ya del relato que Dios nos da, uno ve muy claramente que Eva estaba considerando la lógica de Satanás. Desconfió en la bondad y carácter de Dios, entonces hizo caso a Satanás. Satanás desafió el carácter de Dios delante de Eva. No tuvo confianza en Dios, que realmente es la falta de fe, y desde allí Satanás tuvo su entrada a su vida. Todo problema y maldición suceden cuando creemos que Dios no es bueno, que Dios no nos ama.
Stg 1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Satanás usa los deseos y naturaleza humana de uno para jalarnos afuera de la voluntad de Dios. Nos dice que la voluntad de Dios no es buena, no funciona, no sirve para nosotros realmente.
Las Tres Avenidas del Pecado
Gén 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
1Jn 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Estos dos pasajes juntos con Mat 4, la tentación de Jesucristo nos enseña las avenidas o entradas por las cuales la tentación “nos llega”. Primero, hay tentación que jala a nuestros cuerpos. Para Eva, la fruta era “bueno para comer” y Jesús tuvo hambre (Mat 4:2). Desde hambre en el estómago, hasta deseos carnales para agradar el cuerpo, todos estos son tentación que Juan dice que son “los deseos de la carne”. La respuesta de Jesús a esta “necesidad” es que “no es necesario.” Podemos vivir sin ellos. El hombre no vive por lo que el mundo le ofrece, sino lo que realmente sostiene al hombre es la Palabra de Dios, su relación con Dios. De arriesgar destruyendo tu relación con Dios, es mejor morir de hambre. El punto aquí es de negarse los apetitos de la carne a todo costo.
Segundo, hay tentación de los ojos. Para Eva, era “agradable a los ojos”, y en 1 Juan, son “los deseos de los ojos.” Aunque no es muy claro esto, vemos que este corresponde en la tentación de Jesús con ser llevado al lugar alto, y la provocación de echarse abajo para que un ángel le rescate maravillosamente. La tentación aquí son las experiencias “maravillosas” de la vida. Mucha gente peca porque quieren una experiencia que no es para ellos. Quieren que Dios trabaje, que hace grandes cosas para ellos, nada más para su propia diversión. La clave aquí es que Dios decide lo que es SU VOLUNTAD para nosotros, y Dios no es nuestro siervo para darnos cualquier deseo de nuestros corazones que queremos. Dios nos ha prometido de cuidarnos y proveer para nosotros, pero esto “tentar a Dios” es de abusar de las promesas y bondad de Dios. No es para que uno sirva mejor los propósitos de Dios, sino para sus gustos personales. Así Jesús le contestó al Diablo, “No tentarás al Señor tu Dios.” Mat 4:7.
Tercero, hay tentación del alma. Aquí Satanás tentó a Eva con la fruta es “codiciable para alcanzar la sabiduría” y “serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” Juan identificó esto como la vanagloria de la vida. Esto es el orgullo y soberbia, que uno vale demasiado en los ojos de los demás. Igualmente vemos que Satanás le tentó con mostrarle “el mundo y la gloria de ellos” (Mat 4:8). Aparentemente esto mismo tuvo que ver con la misma caída de Satanás. 1Timoteo 3:6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. Parece que la vanidad era el punto débil de Satanás, y por ello, se cayó de la gracia. De presumirse de ser o querer ser más que es dado a uno por Dios en la vida de ser. Satanás gana a casi todos con decirles “Dios quiere algo menor para ti que mereces.” La humildad, cuando habla de aceptar algo bajo en la vida ahora para gloria en la eternidad, siempre es muy difícil para los seres humanos.
Jesús le refutó a la tentación de Satanás con reconocer lo que es. Satanás quiso la adoración de Jesús. La adoración es solamente para Dios, y Satanás quiso que Jesús saliera de este cuadro, exaltando lo que no es Dios a ser en lugar de Dios. Esta tentación es una provocación de cambiar lo que aceptas como el plan de tu vida, la voluntad de Dios para tu vida, para hacer algo que tú piensas que es mejor.
Defendiéndose en contra de la Tentación
Mat 6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Jesús respondió a la petición de sus discípulos de “cómo debemos orar” con este elemento, de orar a Dios que no nos caímos en la tentación. La idea aquí de tentación es “prueba”, y el deseo del corazón del hijo de Dios debe ser constancia y fidelidad con Dios. Es la voluntad de Dios que sus hijos se demuestran su fuerte amor por Él en la forma de ser expuestos a la tentación, y resistirla. El ser humano nunca quiere reconocer que tan peligroso es el pecado, ni tampoco su debilidad en resistirlo. Entonces nos acercamos lo más cerca que podemos al pecado, pero no queremos las consecuencias y condenación de andar en el pecado.
1Co 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Heb 2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Encontramos fuerza en Cristo cuando estamos tentados. Es por buscarle, su forma, su cara, su cariño, su consejo, y sus principios que nos guían y nos dan la fuerza de resistir la tentación. Es nuestro deber de rehusar la tentación, pero también de alejarnos de las cosas (que no en sí son pecado) pero que nos jalan al pecado. Debemos evitar lo que da al pecado.
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