Permanece en Cristo
Por David Cox v1 © 2011
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Juan 15:1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Mucha gente dice que ellos han aceptado a Jesucristo como su Salvador personal, y confía en que por haber dicho algo, orado la oración del pecado, por haber sido bautizado o por ser miembro de una iglesia, que van a entrar en el cielo. Es triste de ver estas personas confiar tanto en obras de justicia (Tito 3:5), y realmente no tener ningún fruto espiritual actual en sus vidas. La verdad es que toda persona realmente salvo tendrá fruto espiritual, limpieza espiritual (la piedad), y estos dos producirán abundante fruto adicional.
El Permanecer en Cristo
Juan 15:6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Jesús dijo que el secreto de llevar fruto es de permanecer en él. ¿Por qué es importante que llevemos fruto? Porque sin este fruto espiritual (o sea, piénsalo así, que el fruto es como la evidencia de algo), Dios va a destruir la persona (enviarle al fuego eterno). Dios no acepta mentirosos como Satanás. Lo que uno dice y promete a Dios debe ser actual en su vida, y debe ser visto por lo demás de su vida. Sin el arrepentimiento uno perecerá (Luc. 13:5 “si no os arrepentís todos pereceréis igualmente”). Esto es de dejar el pecado y seguir la justicia de Dios. Si uno dice ha cambiado su corazón pero no cambia su vida para corresponder con ello, Dios verá la insinceridad de tus palabras, y te enviarás al infierno ni modo que buena obra que has hecho.
Mat 3:10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. (Mt 7:19).
Entonces es muy importante que uno tenga fruto espiritual en su vida, o sea, la evidencia que respalda tu promesa de amor a Dios el Salvador, y fe en Él como el patrón espiritual de tu vida. Fe que salva es una fe en Jesucristo de tal forma que tú le aceptas a Él como “el Dios” de tu vida. (“Dios” significa quien que manda en tu vida.)
La salvación es un “nacimiento de nuevo”, o sea, la persona es “renacida” para llegar a ser una nueva criatura. Si no hay este cambio es por no la persona nunca ha sido nacido de nuevo y no es salvo.
2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
El cristiano verdadero no vive obedeciendo los deseos de su carne, sino obedece a la voluntad de Dios el Padre, como Jesucristo nos mostró.
¿Qué es “permanece en Cristo”?
En Juan 15, Jesús habló de permanece en Él. Esto es como la hoja que extrae vida de la raíz. Espiritualmente hablando, esto es cuando tú extraes “la vida espiritual” de Jesús (la raíz) para ti mismo. Esto pasa cuando sacas algo de Jesús que te da vida espiritual. Esta sustancia es simplemente los principios divinos que vivió Jesús que nos dan la vida espiritual. Esto no es algo que “tenemos” sin que nos afecte. La posesión de esta “vida espiritual” a fuerzas tiene que “morar” adentro de nosotros, y salir de nosotros por medio de nuestro pensar, nuestras actitudes, nuestras palabras, y por nuestros hechos. Esto es “cómo” poseamos la verdad que nos salva. En esta forma uno “tiene al Hijo” (1Jn 5:11) y “tiene la vida eterna” (1Jn 5:11).
Por medio de meditar sobre la Palabra de Dios que nos comunica las verdades divinas morando en Dios (su carácter moral), disfrutamos y poseamos esta vida espiritual.
Jn 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
La producción del fruto espiritual en nuestras vidas tiene dos pasos necesarios: (1) saber y entender que son estos principios eternos de Dios, y (2) actualmente practicar estos principios en nuestras vidas.
Jn 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Jesús exige que comiéramos su carne y bebiéramos su sangre. Esto no es literal obviamente, pero entonces habla de hacer los principios morales que Jesús representa “internos” con nosotros. O sea, que hacemos la moralidad que Jesús representa nuestra forma de vivir. Es herejía que unos piensan y enseñan que un cristiano puede vivir como el diablo, sin preocupar del pecado en su vida, y todavía irse al cielo sin ningún problema. Es totalmente confiado que entrará al cielo ni modo el pecado en su vida.
Juan 17:18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
El unirse nosotros con Dios (que en una forma es la salvación, o sea, de separarnos de la humanidad pecaminosa para ser uno con Jesucristo el Hijo del Padre en el cielo) tiene que ver con la palabra de Dios limpiándonos de la inmoralidad, para que seamos del mismo carácter de Dios.
Salvación causa Obediencia: fruto produce limpieza y más fruto
En Juan 15:2 Juan dijo “todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Juan entendió que el hecho de ser conectado a Cristo en verdad, no nada más en nombre, causará fruto, causará piedad, y este fruto presente en nuestras vidas empieza una reacción continua de fruto y más fruto, abundante fruto y piedad.
1Jn 2:3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
Jn 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
El Apóstol Juan entendió que la salvación causará obediencia a los mandamientos de Dios en el creyente. Uno causa el otro. No hay excepciones. Juan nos da la señal de seguridad de nuestra salvación en la piedad y fruto espiritual. Si existen ellos, es porque somos realmente salvos. Además, es muy interesante en versículo 5 que Juan entendiera que la salvación es lo mismo de “amar a Dios”. Sin esta apreciación y dedicación a Dios (amor), la persona no es realmente salva. Tantos hoy en día dicen que son salvos, pero ellos muy ligeramente dejan a Dios de entrar en sus vidas. No son realmente salvos según Juan.
¿A quién haces a tu padre?
Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre «de mentira.»
Cuando Jesús habla de permanecer en Dios como obedecer la Palabra de Dios o los mandamientos de Dios, habla de un cambio de actitud o disposición del corazón. Uno busca hacer al otro “a ser su Padre”. El concepto de “padre” es de hacerle su autoridad para dictar a uno como actuar, como será la moralidad de uno. Buscas por tu deseo y amor de hacer Dios el Padre o dejarás a Satanás que dirige tu vida e impone sus principios. Es un asunto de familia, como un niño pequeño, ve sus padres para decirle que es moralmente correcto e incorrecto. Así seguimos a Dios el Padre o a Satanás. Satanás no tiene moralidad, porque no ha permanecido en nada de la verdad. Hace lo que le da la gana, y esto es su moralidad.
Jn 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Uno o el otro controla y satura tu vida con su forma de pensar, ¿Cuál es? Tú decides.
Amor entre Familia
1Jn 2:9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
1Jn 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
Juan nos explica que la salvación tiene un aspecto familiar entre uno, Cristo, y los demás redimidos. La evidencia de que uno es salvo es un fuerte amor entre familia hacia a Jesucristo y con los demás de la familia de Dios. De ignorar o aborrecer a sus hermanos en Cristo es de revelar la falta de salvación en ti. Es una marca de la salvación verdadera cuando uno ama intensamente a sus hermanos en Cristo porque ama a Dios.
Jn 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
La salvación actualmente se base en este profundo amor para Dios, enfocando en amar a específicamente a Jesucristo. Este amor se ve por obedecer a Dios. La presencia de Dios viene a morar en nosotros por medio de la moralidad de Dios actualmente existiendo en nuestras vidas.
Jn 15:9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
El practicar constantemente el amor, y esto tiene que ser entre los hermanos en Cristo, la iglesia, es lo que nos guarda en Cristo o como permanecemos en Cristo. El concepto de “permanecer en Cristo o en Dios” tiene esencialmente de ver con como andamos, en obediencia o desobediencia a los mandamientos de Dios. Jn 15:3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 1Jn 2:28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.
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