Pent19 Nuestra Actitud hacia los milagros

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Los Milagros en la Biblia
¿Importa un Milagro?
Viendo pero no Creyendo
Son para Conocer a Dios y para no temer a los enemigos
Obedece a este temible Dios no al hacedor de milagros

Nuestra Actitud hacia los Milagros

Por David Cox

[pent19] v1 ©2011 www.folletosytratados.com
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En unos círculos de cristianos, la presencia de los milagros es un absoluto requisito para que un ministerio “sea de Dios.” Ven cualquier milagro como la aprobación de Dios sobre este hombre o ministerio. De escuchar a estas personas, el milagro es lo único o lo más importante elemento que comprueba que un ministerio es de Dios. Buscan milagros, demandan milagros, y se recargan sobre sus milagros para defender sus ministerios como cosa bendita de Dios sin importar los pecados que hacen y la infidelidad de ellos en otras áreas.

(En la Reina Valera 1960, la palabra griega “milagros” a veces es traducida también como “maravilla.”)





Los Milagros en la Biblia

En Éxo. 7:9, Dios dijo a Moisés que cuando se presentara delante del Faraón, iba a pedir que Moisés hiciera un milagro. Esto era para comprobar su poder o el poder de Dios en Moisés delante del Faraón, porque el Faraón no creía en un solo Dios sino en la existencia de muchos dioses, unos más poderosos que otros, y quisiera tratar solamente con un dios poderoso. Dios le dijo que echara su vara al piso, y se cambiará a ser una serpiente. Lo hizo, pero este milagro no convenció al Faraón, porque Faraón llamó a sus sabios y hechiceros, “e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos, pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras” (Éxo 7:11-12). Allí está el mero problema en confiar en los milagros, que los representantes de Satanás pueden hacerlos igual como los hombres de Dios. Entonces, ¿Qué demuestran realmente?




¿Importa un Milagro?

Cuando investigamos cómo debe ser nuestra actitud hacia los milagros, tenemos que analizar bien el asunto. Primero, hay un principio de que el verdadero Dios es dueño o Señor de las leyes de la naturaleza y física, y Él puede ignorar estas leyes que nos gobiernan a nosotros a su gusto (un milagro). Esto es lo que debemos pensar y creer sobre el verdadero Dios. La oración es directamente una petición al Dios y Señor de la naturaleza para proveer o cambiar una circunstancia para nuestro beneficio o para cumplir con nuestro deseo.

1Jn 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. El problema con el entendimiento de muchos es que Dios sí puede hacer un milagro, pero según Su voluntad, no tu deseo. O sea, nada más porque tú se lo pides o porque tú quieres algo, no es de decir que Dios va a sanarte, darte algo, o cambiar las circunstancias. En la Biblia los milagros pasan para demostrarnos el amor de Dios hacia nosotros, pero también dentro de la obra y plan de Dios. Si no es la voluntad de Dios, no habrá un milagro. Muchas veces hubo buenas personas cerca de Dios quienes no recibieron rescate (Heb. 11), ayuda, el sanar, ni otro tipo de milagro porque no era la voluntad de Dios en su caso. Entonces Dios hace lo que Él quiere, y no está forzosamente obligado a cumplir con nuestros deseos o pensar. Ve la literatura sobre milagros y el sanar milagrosamente, y muy rápido ves la actitud que es de obligar a Dios antes que nada, la idea de “si es tu voluntad, Señor” nunca aparece excepto como una actitud de un “perdedor” o debilidad o una falta de fe.

La segunda consideración de un milagro es que no siempre son benefíciales. En Éxo 3:20 Dios dijo a Moisés “heriré a Egipto con todas mis maravillas.” O sea, cuando Dios hace un milagro, a veces es algo de castigo y no de beneficio. En Neh. 9:10 y Hechos 7:36 Dios nos enseña que usó milagros y señales para aclarar que Israel era el pueblo de Dios. Igual Dios dio milagros en el principio de la era tiempo de los profetas, y en el principio de la era de la Iglesia, en el principio de cada dispensación, pero no por todo el tiempo durante esta era.




Viendo pero no Creyendo

Exo 4:21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelo a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. (Esta es la primera mención de milagro en la Biblia.)

Pero mira como Dios ve el asunto. Dios, mostrando un milagro, un poder sobre la naturaleza para Faraón para demostrar Su poder, pero el resultado es que su corazón se endureció, no fe. Contrario al pensamiento común, los milagros no producen la fe, sino la dureza del corazón en unos casos, Éxo. 7:3, 9; 11:9-10. A la verdad, hay una incapacidad de realmente creer y entender cuando las personas persiguen los milagros en lugar de la verdad, “vieron vuestros ojos las señales y las grandes maravillas… Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.” Deu 29:3.

2Te 2:10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. El enfoque es este, Dios permite que las personas sigan asombradas por el poder milagroso para que se manifieste quien es verdaderamente salvo, y quien está fingiendo.

Isa 29:9-14 Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino, tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño… por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.

El poder sobrenatural actualmente obra en contra de la fe a veces. La Biblia dice que Jesús no pudo hacer ningún milagro allí (Marcos 6:5; Mt 13:58) por la incredulidad de ellos. Cuando las personas tienen un deseo de amar a Dios, Dios puede obrar en sus vidas, pero cuando buscan entretenerse con milagros y señales, Dios no puede hacer nada por ellos.




Son para Conocer a Dios y para no temer a los enemigos

Al contrario de crear fe, los milagros son dados para que conozcamos a Dios, y para que no tengamos miedo de los enemigos de Dios. Esto concuerda con el uso de milagros con Faraón La idea de un milagro es “para que temamos a Jehová nuestro Dios” Deu 6:20-24. Moisés dijo a Israel (Deu 4:34-35) que Dios se mostró “con pruebas, con señales, con milagros… y A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él.” La misma idea ocurre en Deu 6:22-24. En Deu 7:19-21 la idea es que “no tengas temor de” los enemigos “cuya presencia tú temieres.” No tengas temor de ellas… no desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios… Dios grande y temible.”




Obedece a este temible Dios no al hacedor de milagros

En Deu 4:39-40 (poco después del pasaje que cité arriba), la presentación temible de Dios es para que “aprende… y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios… y guarda sus estatutos y sus mandamientos.”

Deu 13:1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, 2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. 4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.

Todo el enfoque de la Biblia es sobre la inspiración de la Palabra de Dios (la verdad revelada), y el poder sobrenatural de Dios para demostrarnos quien es Dios, no para enfocar en el siervo que hizo un milagro.

Dios mismo nos avisó del peligro de creer o seguir al falso profeta que tiene poderes sobrenaturales, poder de hacer milagros, y asombrarnos.

Mat 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. 24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

2Cor 11:13, 15 falsos apóstoles, obreros fraudulentos. se disfrazan como ministros de justicia.

O sea, cuando el milagro es la sola credencial del profeta, hay un problema. La concordancia con la Palabra de Dios (en dicho, espíritu, y hecho) es lo que hace a un ministro un hombre de Dios o no, no sus “poderes espirituales.” A fin de cuentas, el anticristo será el profeta con más poderes, milagros, y señales de todos.

2Ts 2:8 Y entonces se manifestará aquel inicuo (el anticristo), a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; 9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos.

El anticristo y Satanás usan suficientemente la Biblia para llamar la atención de todos y enfocarles en el poder sobrenatural (milagros y señales), pero allí se paran, porque no quieren enfocarse en el mensaje moral de las Escrituras, nada más usan suficiente carnada para atrapar al sencillo.

También la Biblia presenta que el falso profeta (aun con el poder de hacer milagros) es alguien que su carácter no es “andar como Jesús anduvo” (1Jn 2:6). Tito 1:16 “profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.” Se identifica a un verdadero hombre de Dios por su exaltación de la Palabra de Dios, y por su carácter moral, que sea como Jesucristo. El hombre de Dios practica lo que la Biblia dice (Rom 2:13; Stg 1:22). Jesús dijo que las rameras y publicanos entrarán al cielo antes que los religiosos porque obedecen la voluntad de Dios el Padre Mat 21:29-31. Este elemento de obediencia a la Palabra y voluntad de Dios es lo que permite que reconozcamos la buena doctrina de la mala, y a un verdadero ministro de un falso (Mat 7:21-24). El servicio de un hombre de Dios debe enfocarse en agradar a Dios no a lo que quieren los hombres de oír y ver (Ef 6:6 “no sirviendo al ojo”).




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