¿Me quiere Dios enfermo?
Por que nos enfermamos
Por David Cox
[pent11] v1.1r ©2008 www.folletosytratados.com
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Hay una falsa doctrina que es muy común en nuestros días que dice que toda enfermedad es un pecado, y es falta de fe de tu parte, o que no es necesaria ni la voluntad de Dios. Dicen que los que sufren, sufren porque no tienen fe, y no ordenan a Dios de sanarles.
3Juan 1:2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Usan este texto como la voluntad de Dios absoluta que todos deben ser prósperos y de buena salud. Primero Juan no está diciendo que esto es la voluntad de Dios para todos, sino el Apóstol Juan expresó su deseo (de Juan) hacia sus hijos espirituales. No podemos torcer esto para que sea una regla absoluta para todos. Dios tiene sus propósitos en causar la enfermedad y a veces la sanidad de las personas.
Tabla de Contenido
Dios es Dios
Primero sobre todo debemos entender que Dios tiene una posición sobre nosotros como nuestro Creador. Por esta razón Dios fija los límites de nuestra vida, cuándo nacemos y cuándo y cómo morimos. Es dentro de la autoridad y poder de Dios de decidir cuándo y cómo cada persona muere. Esto no es malo de parte de Dios porque Él decide cuando uno muere, y de que muere (por ejemplo por una enfermedad dolorosa). Si Dios no sacara a las personas de este mundo por enfermedad o la forma que Él quiera, entonces las consecuencias del pecado en nuestras vidas harían la vida una tortura horrible. Es por la misericordia de Dios que Dios deja a las personas pasar a la eternidad. Si Dios tiene que decidir cuándo mueres, entonces igualmente es dentro de la autoridad de Dios decidir cómo mueres. Si alguien muere por un camión que le aplasta, decimos que esto es horrible. Entonces ¿Qué forma de muerte no es fatal o dolorosa?
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Nos Enfermamos por el juicio de Dios
Admitimos abiertamente que mucha enfermedad es simplemente traída sobre nosotros por nosotros mismos. En Números 12, vemos que Dios mandó la lepra a María y a Aarón por su rebelión en contra de la obra de Dios, y específicamente por su oposición del líder designado por Dios, Moisés. La cena del Señor 1Cor 11:30 es un tiempo de examinación de sí mismo para arrepentirse de los pecados que uno tiene, y por que los hermanos no celebran la auto inspección y el arrepentirse regularmente, muchos son “enfermos y debilitados… y muchos duermen” (una forma de decir que han muerto). Dios dejó a Zacarías sordo y tartamudo por su falta de fe (Lucas 1:20), y Dios mató miles de hombres en la prevariación con el arca en (1Sa 6:7-8, 19-21).
Otra vez vemos que esto no es un lado malo de Dios sino es parte de su carácter benigno hacia nosotros, para quitarnos el pecado que nos daña. 1Co 11:32 “mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.” La enfermedad es una forma en que Dios castiga y también disciplina para el beneficio de la persona quien está enferma. “Bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menospreciéis la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan.” (Job 5:17-18) Si buscaremos a Dios siempre de todo corazón, no serían tan necesarios los problemas y las enfermedades en nuestras vidas, pero por que no buscamos Dios excepto cuando tenemos problemas, entonces Dios nos da problemas. Debemos estudiar mucho el libro de Job. Job se enfermo, y todos sus amigos supuestamente vinieron para consolarle, pero en realidad quisieron justificarse a ellos mismos por asignar maldad en la vida de Job, y como si este gran sufrimiento de Job fuera culpa de él mismo. Dios vindicó a Job y condenó a sus amigos. El punto aquí es que nadie puede asignar la causa o propósito de una enfermedad a pecado en la vida del enfermo. Si él mismo lo dice, pues está bien porque es una confesión. Pero otros nunca deben asignar pecado y el juicio de Dios como la causa de una maldad que se cae sobre uno.
Nos Enfermamos para Probar la Integridad
Regresando al relato de Job, vemos que sufrió pérdida económica y sufrimiento por la enfermedad por que hubo una lucha espiritual entre Dios y Satanás sobre la integridad de Job. Todo el relato gira alrededor de la integridad de Job.
Job 2:3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 27:5 Nunca tal acontezca que yo os justifique; Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad.
La batalla de Job en sus sufrimientos y mala fortuna era que él confiaba en Dios, que todo lo que entraba en su vida era la voluntad de Dios y era para su bien (Rom 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.) El punto entonces es de aceptar lo que Dios te manda en la vida, confiando que Dios sabe lo que está haciendo, aunque para ti es muy duro y difícil. Esto incluye aun alto sufrimiento o grandes pérdidas económicas, o como en el caso de Job, la pérdida de casi toda su familia de un solo golpe.
El principio que vemos tan fuertemente en la vida de Job (y esto es porque Dios retó a Satanás con probarle) es que ni modo la mala fortuna, enfermedad, o dificultades de la vida, nada movió a Job de su confianza (fe) en Dios y que Dios le hizo bien siempre. Aun en castigos, disciplina, o aun en sufrimientos que no entendemos el porque, Dios tiene sus propósitos, y nos hacemos cómodos en esta voluntad y propósitos de Dios aunque sufrimos o aun hasta morir en ello. Dios no nos hace mal, aunque a veces nos hace difícil la vida. Debemos fijarnos que Job nunca supo el porque sufrió todo lo que sufrió. Era para nosotros y no para él de entender. Él confió completamente en Dios, y esto le hizo “integro” o completo en su espíritu delante de Dios.
Nos Enfermamos para la Gloria de Dios
Entonces vemos en la vida de Job cierta gloria a Dios por que los hijos de Dios no tienen la vista en lo terrenal, sino en lo celestial. Dios recibe gloria cuando nos enfermamos, siempre cuando respondemos y pasamos la enfermedad sin quejas hacia a Dios, sin maldecir a Dios, y siempre que insistimos en que la enfermedad es una bendición de Dios, no maldición.
En Juan 11, Dios relata la historia de otro enfermo, Lázaro. Cuando le avisaron que Lázaro se enfermó, Jesús les informó que esta enfermedad era “para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (Juan 11:4). Este propósito de la enfermedad debe estar muy claro en nuestras mentes. Esto era el propósito de Dios en enfermar a Job igualmente. El mundo no entiende que vamos a perder todo al final, y lo único importante en esta vida es lo espiritual que recibimos de Dios. La codicia, la avaricia, y la atracción de las cosas mundanas a veces confunden y distraen aun a los cristianos, y no hay mejor remedio que la adversidad o una enfermedad o un encuentro cercano con la muerte para causarnos de enfocarnos de nuevo en lo que debe ser nuestro deseo diario, la gloria de Dios. Queremos nosotros la gloria en lugar de Dios, y esto buscamos en (1) buena salud, (2) riquezas, (3) poder, control, y (4) fama y gloria mundana. Un mal tiempo por una enfermedad grave es un llamamiento de Dios para nosotros.
Dios Merece Respeto por Su Control en nuestras Vidas
En Génesis 3:16 Dios causa las enfermedades y dolores. En Deu. 32:39 Dios dice “yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano.” Dios es quien como Dueño del mundo y Creador de cada criatura decide lo que le pasa a cada persona. Por esta posición deberíamos honrar a Dios con toda nuestra vida, ni modo si nos cae bien o mal. Nadie puede escapar del poder y la autoridad de Dios sobre su vida. Dios dice que solamente Él, “hago la paz, y hago la adversidad.” (Isa 45:5-7). “Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres… ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?” Lam 3:31-33, 37-38. Si entendemos bien esto, hay factores que causan a Dios de demostrar la integridad y fidelidad de sus siervos aun en adversidad y sufrimiento, que son realmente la necesidad de extender el evangelio por mostrar el carácter de los hijos de Dios bajo la adversidad y el sufrimiento. En este punto brillan los hijos de Dios con el carácter e integridad de Dios. De rechazar la adversidad y la enfermedad como cosa mala, no deseada, es de despreciar la obra que Dios está haciendo en tu vida, usando tu vida para lograrlo.
Siempre podemos pedir a Dios de ayudarnos en nuestros sufrimientos y adversidades, pero como Pablo pidió tres veces de ser aliviado de su aguijón en la carne, y Dios le contestó que no iba a ser aliviado, llega a un punto en que damos gloria a Dios por aguantarlo como un buen soldado de Jesucristo. Pablo pudo tomar esta actitud hacia sus adversidades y aflicciones. 2Co 12:10 “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” Entonces Pablo reconoció que la fuerza espiritual en depender en Dios en la adversidad y sufrimiento como el poder espiritual en su vida. Sufrimiento le acercó grandemente a Dios. En el final, Pablo amó tanto a Dios que hasta la muerte tuvo una atracción para él. Fil. 1:23 “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.” Así Jesús nos enseñó a tomar esta actitud, “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” Mateo 6:10. Jesús mismo demostró esta actitud de sujetarse y aceptar la voluntad de Dios el Padre, “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú… hágase tu voluntad” Mateo 26:39, 42. Jeremías les regaña por adorar otros dioses, y por no reconocer Jehová como el Dueño (“el Hacedor de todo” 10:16) de toda la tierra. Dios dice en Jer 10:18 esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan. 19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla. Habla del juicio que Dios hizo con Israel y las naciones vecinas, pero el punto de todo es de esforzarles de regresar a Dios como su autoridad de la vida. “Conozco oh Jehová que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.” Jer 10:23. Entonces Dios manda las enfermedades y la adversidad para recordarle al hombre de siempre humillarse delante de Dios Omnipotente.