La Verdad sobre los Santos de los Últimos Días.
Por David Boanerge
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Es admirable el celo misionero de esos jóvenes americanos de rubias facciones, (o de morenas facciones, según sea el caso), de camisas blancas de manga corta, corbata y pantalón obscuro, con su infaltable mochila al hombro; esos jóvenes mormones que recorren nuestras calles como diligentes hormiguitas para arriba y para abajo.
Es admirable, pero también es una lástima, porque a esos jóvenes desafortunados alguien los engañó; hicieron un voto de hacer dicha labor todo un año, y lo hacen, con buena voluntad pero sin saber que han sido miserablemente engañados. Sin saber que son explotados por un corrupto sistema religioso que los tiene atrapados y que irremediablemente los lleva a un despeñadero sin fondo llamado infierno, donde finalmente perderán sus almas.
Dicho sistema religioso fue “inventado” por un hombre que desde niño fue enseñado a engañar y abusar de los demás, y que, al final de sus días murió linchado, ya que sus conciudadanos, cansados de sus abusos, mentiras y latrocinios, terminaron dándole muerte mediante lapidación.
El presente folleto pretende dar una revisión seria de la vida e ideas de este hombre para demostrar que, todo aquello que dijo, fueron mentiras. He aquí la historia de los Santos de los Últimos Días y de su fundador: José Smith.
José Smith hijo nació el 23 de diciembre de 1805 en Sharon, Vermont. Poco después, su familia se mudó a Nueva York. La familia de José Smith era muy pobre, su padre, llamado también José Smith, dedicaba todo su tiempo libre a buscar tesoros escondidos mientras soñaba con volverse fabulosamente rico. En un ambiente familiar dominado por dichas ensoñaciones, creció José Smith, razón por la cual no es de extrañarse que al poco tiempo haya comenzado a ayudar a su padre en la búsqueda de dichos tesoros inexistentes.
Para hacerlo, José se auxiliaba de una piedra especial que se consideraba “mágica”, con la que supuestamente localizarían el lugar en el que estuviesen enterradas las riquezas. Nunca encontraron ningún tesoro.
Fue en esa época que José comenzó a utilizar sus supuestas capacidades mentales para, ayudado de su piedra mágica, ocuparse de actividades más productivas que la búsqueda infructuosa de tesoros inexistentes. José comenzó a utilizar su piedra para adivinar la fortuna, leer la suerte y encontrar objetos perdidos.
El interés de José Smith por las cosas ocultas y espirituales creció, sumiéndolo en un ambiente de superstición y misticismo en el cual comenzó a prosperar; esta situación sentó las bases de lo que más tarde se conocería como la Iglesia de los Santos de los Últimos Días o “mormonismo”.
En el período comprendido entre 1820 y 1823, José comenzó a recibir supuestas revelaciones y visiones divinas. Hacía finales de 1823, José Smith recibió la visita de un ser de origen espiritual al que identificó con el nombre de “ángel Moroni”.
Este ángel le reveló el lugar en el que se encontraban enterradas unas planchas de oro, en las que se relataba la historia de la antigua América escritas en lo que José Smith llamó “caractores [sic] egipcios reformados” (indudablemente Smith quiso decir “caracteres”, pero debido a su falta de instrucción cometió dicho error al momento de denominarlas). José Smith comenzó a traducir dichas tablas en lo que sería conocido como El libro del mormón.
En 1830 logró convencer a algunos cuantos desafortunados de que su traducción de las Sagradas Escrituras era correcta y fundó en Fayete, Nueva York, la “Iglesia Cristiana de los Santos de los Últimos Días”. Logró llevar a cabo este nefasto engaño argumentando que su traducción era legítima por provenir de las planchas que el servicial ángel le había proporcionado, planchas que según Smith habían sido hechas con la asistencia del propio “Urim y Tummim”; lo interesante es que la traducción hecha por Smith contiene extensas citas tomadas de otra traducción de la Biblia: la versión King James que fue hecha en 1611. Cabe preguntarse aquí: ¿Cómo es posible que algo que supuestamente estuvo oculto en tierra desde el año 420 de nuestra era tuviera pasajes completos, en lenguaje moderno, de un libro que fue traducido 1200 años después? Es evidente que José (mejor conocido por el sobrenombre de “Joe”) Smith mentía y además era un plagiario.
Esta afirmación se confirma en el hecho de Smith tomó el libro de otro autor y lo utilizó como base para escribir El libro del mormón.
El libro en cuestión al que hacemos referencia es la novela de Salomon Spaulding “The Manuscripth Found”. Este libro nunca fue publicado ya que su original fue robado (probablemente por Smith o por alguien cercano a él) y basándose en este manuscrito y en la versión King James de la Biblia fue que El libro del mormón fue escrito.
¿Cuál es el problema? En primer lugar que todo está basado en una mentira. Joe Smith fue un vividor, un mentiroso, que se aprovechó de la fe de muchos para engañarlos. En segundo lugar, los mormones equiparan El libro del mormón con la propia Biblia: para ellos ambos libros tienen la misma autoridad. Esto es algo sumamente cuestionable, puesto que si de hecho El libro del mormón es una especie de continuación de las doctrinas expresadas en la propia Biblia, entonces el pasaje en el que el apóstol Pablo dice: “Mas si aún nosotros o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8), debe ser analizado a profundidad.
En primer lugar, anatema es una palabra de origen griego cuyo significado es “maldición”, lo cual quiere decir literalmente que aquel ser, humano o angelical, que se atreva a predicar un evangelio diferente al evangelio de Dios, está maldito por el mismo Dios. Eso coloca a Joe Smith en una situación muy comprometida respecto a su libro puesto que el propio Libro del Mormón, tiene como subtítulo “otro Testamento de Jesucristo”. De acuerdo con la Biblia, sólo hay un evangelio y sólo uno. El resto es mentira de hombres.
La pregunta aquí sería ¿Por qué lo hizo? ¿Cuáles fueron sus verdaderos móviles? La respuesta no es fácil, pero tal como el Señor Jesús dijo en otra parte de la Biblia “por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16). Un hombre que vivió desordenadamente, que engañó a otros y promovió doctrinas tan repelentes que finalmente le acarrearon la muerte, ¿puede ser legítimamente un instrumento que Dios utilice para mostrarle algo a aquellos que le buscan? ¿Puede ser portavoz de Dios y llevar su Palabra al hombre? La respuesta es un rotundo NO.
¿Pero y el ángel Moroni?, te preguntarás. Tal vez lo ignores pero: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14); precisamente ese es el problema de creer lo que dicen los hombres, que uno corre el peligro de ser engañado y terminar en el infierno por el resto de la eternidad.
“¡Ah!” protestarás. “Pero sólo has usado tu Biblia. En mi libro del mormón hay cosas sabias y ciertas… ¿o no?” Permíteme desengañarte. En Jacob 2:24-295 se narra un pasaje en el cual Jacob, el hermano de Nefi, trata de convencer a los nefitas de que sigan los preceptos de Dios, ahí dice “David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor (v.24). Por tanto, yo, el Señor Dios no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad (v.26). Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna” (v.27). Esto es muy significativo ¿cuántas esposas tuvo Joe Smith? ¿Siete? ¿Ocho? Seguramente fueron más de dos ¿Y que decir de otros líderes mormones, que han tenido hasta 27 esposas? ¿Ellos no están obligados a obedecer la palabra de Dios?
Reflexiona seriamente, porque ante ti están dos caminos; el de la vida y el de la muerte. Hasta ahora estabas siguiendo el camino de la muerte, ya sea porque te engañaron o porque no lo sabías, pero ahora que lo sabes, sólo depende de ti escoger lo que creas que es verdadero. No dejes que por culpa de unos vividores, que hoy están en el infierno, se pierda tu alma inmortal. Por eso es muy importante que sepas que Cristo murió por nosotros y que Dios nos quiere salvar, ¿cómo puedes ser salvo?, haz en voz alta la siguiente oración:
Señor Jesús: reconozco que soy un pecador y que a causa de mis pecados merezco ir al infierno; me arrepiento de todos mis pecados porque se que en tu infinito amor, tú pagaste en la cruz por ellos, por lo cual te acepto como mi Dios y Salvador y acepto el don de la vida eterna. Amén.
¡Bienvenido a la familia de Dios! Ahora asiste a una verdadera iglesia donde se predique la palabra de Dios sin adulterar y verás que el mismo Dios te hará un verdadero santo de los últimos días. Amén.
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