Resolviendo sin Divorcio
Por David Cox
[fam04] v1 ©2005 www.folletosytratados.com
véase también el folleto “Principios para un Matrimonio Bíblico”
Se puede fotocopiar e imprimir libremente este folleto
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Es una lastima cuando dos personas se casan para luego divorciarse. Es todavía peor cuando hay niños involucrados en estos asuntos. Desde el punto de vista cristiano, el divorcio no es algo que tenga que pasar forzosamente. El divorcio resulta porque las personas involucradas no quieren obedecer a Dios. Algo que debe llamar la atención es que entre los divorciados que se casan de nuevo, la mayoría tienen los mismos problemas en sus siguientes matrimonios. Esto es porque el problema realmente está adentro de ellos, ya que ellos llevan sus problemas a dónde van y nunca los resuelven realmente. Esto quiere decir que el divorcio no les ayudó para nada, sino que sólo complicó aún más sus vidas.
Tabla de Contenido
El divorcio es un fracaso del matrimonio
Empezamos con una aclaración. En estos asuntos, es muy común echarle la culpa al otro y recriminarse mutuamente los errores. A fin de cuentas, es un fracaso del matrimonio, y los dos son igualmente responsables delante de Dios.
Dios ordenó el matrimonio como una unión permanente hasta que la muerte los separa. Son las dos personas las que deciden casarse, pero una vez casados, es Dios el que las une, y nadie debe separarlas (Mat. 19:6 “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”).
Dios aborrece el divorcio
Malaquías 2:14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. 15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios . Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. 16 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales. Prov 28:13
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● Gaceta Razones para venir a la Iglesia
● Gaceta ¿Por qué miembros tienen problemas en sus iglesias?
● Gaceta Normas para una vida santa
● Gaceta Por qué gente abandona la iglesia
● Gaceta ¿Por qué miembros tienen problemas en sus iglesias?
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Dios ve todo divorcio o deslealtad entre pareja como una abominación. El divorcio es una deslealtad entre pareja, una renuncia a los votos que se hicieron cuando celebraron la boda o delante de una autoridad civil. Los dos hacen el matrimonio, pero Dios lo confirma .
Eclesiastés 5:4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. Núm. 30:2; Dt 23:21-23
Para el cristiano, el divorcio está simplemente fuera de consideración. No es una solución, no es una opción que uno pueda aceptar si uno es verdaderamente un cristiano. Se hace lo que se tenga que hacer, pero no se toma este camino. En Romanos 7:1-3, Pablo usa el ejemplo del matrimonio entre un hombre y una mujer como algo que no puede ser disuelto excepto por la muerte. Este es el modelo ideal que Dios nos presenta en su Palabra.
En Mateo 19:3-12 a Jesús le fue presentado el problema del divorcio. Los judíos de su tiempo divorciaban por cualquier razón, aunque fuera ligera. Pero Jesús argumentó que el principio es un hombre y una mujer que se casan para toda la vida, hasta la muerte (“no lo separe el hombre” 19:6). La voluntad de Dios es que nadie se divorcie, sino que se porten bien. El divorcio era permitido, pero no mandado. Lucas 16:18 “todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido adultera”. Si el otro (inconverso) le abandona, entonces es aceptable para Dios que el cristiano decida por él mismo en este asunto, pero no puede casarse de nuevo mientras la primera pareja viva aún (Romanos 7:3).
Inconverso casado con creyente
En 1 Corintios 7:10-17, Pablo nos instruye sobre situaciones entre casados con problemas. En ocasiones Dios permite la situación de una pareja donde uno es Cristiano, y el otro no es salvo. En estos casos, se permite que el incrédulo abandone al creyente, pero no da permiso para que el creyente lo haga (7:15). Nuestro deber y meta en tales casos es el de convertir al inconverso a Cristo, lo cual solucionaría la mayoría de los problemas. Es la vida cristiana, brillando diariamente delante del inconverso, lo que a fin de cuentas debe convertirle (1 Pedro 3:1-2). La persona que acepta el divorcio como una solución a sus problemas está simplemente condenándose a no intentarlo al 100%.
Resolviendo problemas
Tomando el papel que Dios asignó, y no aceptar otra cosa El Marido – Debemos recordar que parte del problema en muchos matrimonios es uno de los dos, o los dos, confundiendo su papel, y el de su pareja. Dios dio al hombre el papel de ser líder (1 Cor 11:3), y condenó a Adán por seguir a su mujer en lugar de guiarla (Gén. 3:17). El marido tampoco debe usar su autoridad para irritar (1 Cor 13:4-6), hacer enojar, o amargar la vida de su esposa (Col. 3:19). El trato del esposo hacia su mujer debe ser gentil, dándole honor y tratándola como algo frágil, sin usar brutalidad, o dureza (1 Pedro 3:7). Dios castiga al hombre no haciéndole caso en sus oraciones si no trata a su esposa así (1 Pedro 3:7). A fin de cuentas, la actitud principal del esposo hacia la mujer es amor (Col. 3:19; Ef. 5:22-33; 1 Cor 13:4-6). Ejemplos de buenos maridos son Abraham “yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio” Génesis 18:19, y Josué “pero yo y mi casa serviremos a Jehová” Josué 24.15.
La Esposa
Dios mandó a la mujer estar sujeta a su marido (Gén. 3:16; Ef. 5:22-24; 1 Pedro 3:1-6) y esta es la forma principal en que ella trae bendición a su vida. Aunque proponemos muchas alternativas a lo que Dios manda y tratamos de justificarlas, nada trae la bendición de Dios sino lo que Dios mismo establece. Dios determinó que la mujer debe entrar al mundo para ser “ayuda idónea” (Gén. 2:18; Sal 128:3), es decir, debe abastecer, rodear con bien. La mujer debe adornarse con buenas obras y atributos espirituales (1 Pedro 3:1-6; Prov. 31:13-27). Su belleza es vista espiritualmente, no físicamente.
Marcos 10:7 “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer.” (Gén 2:24). Los padres de cada uno de los miembros de la pareja deben separarse de éstos, y debe haber una unión entre pareja. La idea aquí es que se unan uno al otro como en una especie de amalgama. Nada los separa.
Se debe guarda religiosamente el principio de una sola carne. Dios declara que cuando dos personas se casan, Dios los une para que sean una sola carne Mateo 19:6. Simplemente, uno protege su propio cuerpo. No deja uno que nada ni nadie cause daño a su cuerpo. Así es como uno debe tratar a su pareja. Ef. 5:29 “porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida.” Las parejas contemplan el divorcio por que no entienden su unión espiritual delante de Dios. Divorciarse (o vivir peleando entre sí) es como cortarse en dos, o pegarse a uno mismo. Es algo que no tiene sentido, es indebido, y realmente en contra de la naturaleza. Pelear entre pareja no hace bien nunca. Lo único que pasa es que los dos pierden y se dañan entre sí.
Sexo es el secreto
Está prohibido para los cristianos tener sexo con prostitutas (1 Corintios 6:15-16) por que el principio es que el sexo une a dos personas. Dios ha creado el sexo para ser una forma de unir a la pareja espiritual, social, amorosa, y físicamente. De esta unión resultan cosas buenas. Dios establece que tu cuerpo pertenece a tu pareja, para que tu pareja goce de ti sexualmente cuando tu pareja lo desee (1 Corintios 7:2-5; Ecl. 9:9; Proverbios 5:18; 18:22; 19:14). La fornicación resulta cuando uno en la pareja está “negándose” al otro (1 Corintios 7:5). Lo correcto es cumplir sexualmente con su marido o esposa para evitar la fornicación o la tentación a fornicar (1 Corintios 7:2: 6:18). La voluntad de Dios es que cada uno se cuide de fornicación por medio de tener su propia pareja (1 Tes. 4:3-4). Hebreos 13:4 “Honroso sea el matrimonio, y el lecho (acto sexual) sin mancilla”.
La madurez es obligatoria
El concepto bíblico de perfección es el de ser adulto, reproduciéndose, y portándose como alguien maduro. Mateo 5:48 “Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre… es perfecto.” Probablemente la primera causa de divorcios es la inmadurez de parte de los dos. La paciencia es lo que nos hace maduros (Santiago 1:4), y Santiago 3:2 dice “porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto (maduro), capaz también de refrenar todo el cuerpo.” En Santiago 1:26 aclara que la persona que pierde el control de su boca entonces es vana en su religión. Por lo que debemos procurar cuidadosamente no ofender, y esto es especialmente cierto con nuestras parejas. Romanos 12:17 No paguéis a nadie mal por mal 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Ef. 4:31 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia, y toda malicia 32 antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
El perdón es obligatorio
Hablando de cómo resolver los problemas, también debemos perdonar y demostrar misericordia como Dios (Lucas 6:36-37). Dios nos trata con la misma medida de misericordia y perdón que nosotros mostramos para con otros (2 Samuel 22:26; Mateo 18:23-35; Marcos 11:25-26; Mateo 6:12-15 “si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”), y Dios castiga horriblemente a la persona que no perdona (Santiago 2:13).
Dinero, codicia, y el contentamiento
Muchas veces las parejas pelean por asuntos de dinero y por lo material. Debemos buscar contentamiento, y no codiciar lo material. Dios aclara que “la vida… no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15; Mateo 19:21-24) y fuertemente condena la avaricia (1 Corintios 6:10; Efesios 5:3, 5). Dios nos manda “haced morir, pues, lo terrenal en vosotros… avaricia, que es idolatría” Colosenses 3:5. La persona que comienza a poner mucha importancia sobre lo económico ya se está saliendo del camino de Dios 1 Timoteo 6:10; Mateo 6:28-33. El acumular riquezas muchas veces sólo hace más daño Ecl. 5:13, y Dios dice que no pueden ser sus discípulos aquellos que no entregan estos ídolos Lucas 14:33 con 1 Timoteo 6:6-11. “Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” 1 Timoteo 6:8.
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