eb25 Dios es nuestro Juez

eb49 Dios es nuestro Juez. Explica como Dios va a juzgar a todo ser humano, e importantes asuntos sobre este juicio. Juzga a los salvos y es sobre premios por seguir a Dios.

eb25 Dios es nuestro Juez. Explica como Dios va a juzgar a todo ser humano, e importantes asuntos sobre este juicio. Juzga a los salvos y es sobre premios por seguir a Dios.

Dios es el Juez de Todos

Por David Cox

[eb25] v1.1 ©2014 www.folletosytratados.com
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2 Timoteo 4:1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que «juzgará» a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,

La Biblia presenta a Dios como Juez “de los vivos y muertos”. El concepto infiere que nadie escapará al juicio de Dios. El alcance de Su justicia traspasará la muerte hasta personas que se encuentren aun del otro lado, y las traerá a su presencia para que respondan por su comportamiento en vida. Dios resucitará a cada muerto y entregará cuentas a Él.

Y aunque la televisión y video grabadoras no existían en los tiempos bíblicos, tal vez Dios hará algo muy parecido a eso, se correrá la vida de cada uno ante sus propios ojos, incluyendo aun los pensamientos, motivos y actitudes de cada uno, según la obra que haya hecho.

La Biblia declara que todos vamos a ser juzgados, y aunque entendemos que los inconversos van a recibir juicio, nunca pensamos en que los creyentes también recibirán escrutinio del Señor, pero eso, también nos está declarado en la Palabra de Dios.

¿Quién Pesa los Hechos?

Hebreos 11:6 … sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.  

Galardonadores el premiador que estimula a la persona por lo que realizó en su transitar por la vida. Esto es bueno y es malo, porque nada de lo que hicimos en esta vida pasará sin que Dios “haga justicia” en cada caso. Si hemos pecado, Dios nos tomará cuentas por eso, y si otros nos han afectado injustamente, recibiremos, igualmente, una recompensa por parte del Señor por el mal que nos ha hecho. Así como en este mundo hay instancias federales de corte civil y criminal, así también lo hay en lo espiritual. La corte criminal es la que decide si entramos al cielo o vamos al castigo eterno en el infierno. Igualmente, en la corte civil un juez quita a uno y da al otro. Así, Dios nos galardonará, pero también quitará premios, si nosotros, siendo siervos suyos, nunca respetamos en vida Su voluntad.

El Caso de los Inconversos

Romanos 2:5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras :  

Es evidente que Dios no enviará a cada persona sin Cristo al infierno sin haberle hecho “un ajuste, según la gravedad de sus pecados. Es decir, la condenación de un inconverso en el infierno será de tal forma que la persona muy perversa (contraria a la imagen de Dios) recibirá gran castigo. Pero una persona no tan ruin, pero no siendo no creyente en Cristo, recibirá una menor condenación y castigo.  Aun para los que no le reciben como Salvador, es mejor no andar en pecado extremo de agresión y perversión, porque a los de pecado cuantioso e injusto, peor será su condenación en el infierno.

Atesoras Maldad.Atesorar” es θησαυρίζω (Gr.) dsesaurízo; G2344; amasar o reservar (lit. o fig.) atesorar, guardar, acumular, hacer acopio de dinero  (Strongs). El lleva cuenta de cada pecado. Mientras más vil es éste, peor será el juicio y la condenación.

El Caso de los Salvos

2 Corintios 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

La Biblia clarifica que cada persona, tendrá que pasar revista de su vida y de sus obras ante Dios. Debemos entender cómo funciona esto en nuestra salvación. Primero: no somos salvos por las obras. Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

En cuanto a la salvación, no se logra por buenas obras sino por la gracia de Dios, específicamente por medio de la fe en Jesucristo. Esto quiere decir que para ser salvo, Dios no cuenta lo que hayas hecho bien, sino que poseas fe para ser salvo.

Habiendo depurado el asunto de la fe y sinceridad del corazón, entonces se confiesa a Cristo como Salvador. ¿Eres sincero cuando dices que tienes al Hijo (1 Juan 5:11-12)? La sinceridad y la fe implican una vida que corresponde a esta profesión.

Nadie es salvo solo por decir unas palabras, sino por tener al Hijo, esto implica que la salvación nos viene solo por tener una relación personal con Jesucristo. Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti.  Aquí adentramos en un meollo profundo. La fe salvadora es una fe que va a cambiar la vida, y a inducir a la persona a que siga a Cristo, y busque el poder de Dios para cumplir con la voluntad del Padre. Cualquier cosa menos que esto, no es una fe salvadora.

Habrá diferentes Grados de Gloria

Mateo 5:19 ​De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Mateo 19:30 Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.

Dios establecerá diferencias (grados) entre los ciudadanos del cielo. Aunque estos llegarán con el Señor, serán menores o postreros, en razón de que no sirvieron correctamente a Dios.

Las personas tendrán diferentes grados de gloria y reconocimiento por sus obras y su vida de servicio a Cristo. Es similar el proceso al del infierno, tu estancia en el cielo será afectada positivamente por tus buenas obras, tu sacrificio y servicio para Cristo, y será negativamente por lo que te haya faltado de hacer o el mal que hayas acostumbrado a realizar.

Guardando para el Cielo

Mateo 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Que haces bien a los ojos de Dios en esta vida, cuenta para una mejor estancia en el cielo. No creas que todos vamos a disfrutar la misma calidad de vida en el cielo. Dios dará premios y gloria según nuestro sacrificio y servicio en el mundo, y la base de todo, estriba en la obediencia y sumisión a Dios.

Lucas 6:22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos

Como hijos de Dios, debemos priorizar nuestra estancia celestial, y obrar para que olvidemos lo malo del presente mundo, y nos regocijemos en los premios del próximo.

No Habrá Condenación, pero Sí Juicio

1 Pedro 4:17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio…? 18 Y Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

Dios va a juzgar a los cristianos como lo hará con los inconversos. A los incrédulos, Dios les condenará por sus pecados. Pero las faltas y soberbias de los cristianos afectarán su morada en el cielo (no indica el castigo que recibiremos), pero indudablemente perderemos galardones y gloria.

Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.  

Hay quienes usan Romanos 8:1 para asegurar que el cristiano no recibirá condenación, pero el verso determina que esta promesa es para “los que no” andan conforme a la carne, sino al Espíritu.

1 Juan 4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.

Un verdadero cristiano obediente es una persona que ama a Cristo, tanto, que siempre le obedece y guarda sus mandamientos (1 Juan 2:3-5; 3:22, 24; 5:2). La evidencia del amor a Cristo (la esencia de la salvación) es guardar la vida de acuerdo con las normas y principios de Cristo.

La Vida Constata lo que tú Eres

Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

Dios se preocupa por el buen fruto de nuestras vidas. Sin este fruto, la persona se manifiesta como inconversa, destinada al fuego del infierno. En estos asuntos, las acciones de nuestra vida confirman nuestra creencia. Es decir, obedecer a Dios por amor a Cristo. Si el móvil es evitar el infierno, esa es una razón inválida, ya que no “permanece en Cristo”. Si tu impulso no es porque amas a Cristo, entonces tu motivo es incorrecto e infundado.

En el Caso de Todos

Apocalipsis 11:18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen
Jeremías 17:10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a «cada uno» según su camino, según el fruto de sus obras.

Podemos asegurar, que en un sentido muy real, todos, (salvos e inconversos) vamos a enfrentar un examen con Dios. Nuestros premios en el cielo serán acordes a lo positivo que hayamos hecho para Cristo, pero también habrá pérdidas, si no cuidamos nuestras vidas del pecado.

1 Corintios 4:5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

Conclusión

El motivo del corazón es muy importante al apreciar
lo que hace uno para Dios como bueno…  o     como malo.

¡Ame a Cristo!… ¡Sirva a Cristo!…

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